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Preguntas más frecuentes sobre
las monjas marianas

1) ¿Por qué son azules los hábitos de las monjas? Las monjas que yo recuerdo usaban negro…
2) ¿Cuál es la diferencia entre esta orden y las demás órdenes?

3) ¿Por qué siguen usando el hábito?
4) ¿Siempre visten el hábito?
5) ¿Por qué todas las monjas llevan María en sus nombres? ¿Por qué no se quedan con sus nombres antiguos?

6) ¿No extrañan al mundo y todo lo que ofrece?
7) ¿Cuál es el simbolismo del hábito?


1) ¿Por qué son azules los hábitos de las monjas? Las monjas que yo recuerdo usaban negro…

Las religiosas de María Reina Inmaculada utilizan hábitos azules en honor a la Santa Virgen, a quien está consagrada la Congregación de manera especial. Siempre han existido diferentes tipos y colores de hábitos para correponder a las muchas y diferentes hermandades dentro de la Iglesia católica. Cada orden tiene su hábito particular, además de su propia espiritualidad y obra externa, como la enseñanza, la enfermería, la obra misionera, etc.


2) ¿Cuál es la diferencia entre esta orden y las demás órdenes?

La Congregación María Reina Inmaculada (CMRI) se dedica a difundir el mensaje que Nuestra Señora dio al mundo en Fátima (Portugal) en 1917, y a preservar la tradicional fe católica. La Congregación defiende los valores tradicionales de la vida religiosa, que muchas órdenes han abandonado: los sagrados votos de pobreza, castidad y obediencia; el espíritu de oración, silencio, humildad, modestia y desinterés por los bienes mundanos; así como la disciplina del convento, el horario para la oración, el silencio y el trabajo.


3) ¿Por qué siguen usando el hábito?

El hábito religioso reserva a la monja como cuerpo y alma consagrados a Dios. Simboliza su renuncia al mundo y le sirve a ella, y a los demás, como recordatorio constante de que ahora pertenece enteramente a Dios, de tal manera que todas sus acciones, palabras y hasta pensamientos deben reflejar esa relación única.


4) ¿Siempre visten el hábito?

Sí, las monjas simpre visten el hábito, pues no es solamente para ocasiones especiales o para cuando están en público.


5) ¿Por qué todas las monjas llevan María en sus nombres? ¿Por qué no se quedan con sus nombres antiguos?

Cuando una monja recibe el hábito, también recibe un nuevo nombre en la religión. Como la Congregación María Reina Inmaculada está consagrada de manera especial a la Santísima Virgen, los nombres de todas las monjas contienen alguna forma del nombre de María. Esta costumbre ha sido muy común a muchas órdenes religiosas por siglos. El otro nombre que recibe es el del santo o santa que se convertirá en su patrón e intercesor especial.

La razón por la que las monjas reciben un nuevo nombre es para recordarles que han dejado el mundo para servir a Dios. Como lo declara la ceremonia de profesión, la monja está ahora “muerta para el mundo”; ella comienza un nueva vida en Cristo. No solamente ha dejado su hogar, su familia, sus posesiones mundanas, sino que también debe renunciarse a sí misma y vivir solamente para Dios.


6) ¿No extrañan al mundo y todo lo que ofrece?

Una monja no deja de ser humana al recibir su hábito o al tomar sus votos. Puede que extrañe mucho su hogar, su familia y sus amigos, su libertad personal y muchos otros aspectos de la vida mundana. Pero ha dado su corazón a su divino Esposo, y se ha comprometido a vivir una vida de sacrificio por amor a Él y para salvar almas, que ahora son sus “hijos espirituales.” La vida religiosa no es una vida deprimente y melancólica, pues Cristo nos aseguró: “De cierto os digo… el que deja casas o hermanos o hermanas, padre o madre, o mujer, hijos o campos por mí, recibirá el céntuplo y poseerá la vida eterna” (Mt. 19:29).


7) ¿Cuál es el simbolismo del hábito?

El hábito: Es como un vestido de bodas que la monja usa para recordarse que ella es la novia de Cristo, y que, por tanto, debe vivir una vida de simplicidad, pobreza y humildad. Su color azul le recuerda que debe vivir como otra María, llevando a Cristo al mundo y el mundo a Cristo.

El velo: Las Escrituras nos dicen que el cabello de una mujer es su gloria. Por su velo, la monja sacrifica su belleza femenina, y, quizá, también su vanidad. Su velo, entonces, es símbolo de humildad y modestia. Al igual que el hábito, es un recordatorio constante para sí y para los demás de que ahora pertenece a Cristo; que ha jurado vivir solo para Él y en Él; y que como Él, ha de vivir una vida de pobreza, simplicidad y obediencia, buscando solamente la voluntad divina y no sus propias ganancias personales.

El anillo: En la ceremonia de su profesión perpetua, que toma lugar después de casi cuatro años de votos temporales, la monja es ataviada como novia en su día de bodas con un hermoso vestido blanco. Durante la ceremonia, el obispo coloca un anillo en el cuarto dedo de su mano izquierda para simbolizar su unión con Cristo. El anillo, una simple argolla, también es un símbolo de la eternidad, y está hecho de oro, símbolo del amor. Inscritas en la parte interior están las palabras que pronuncia ella después de recibirlo: “Para Jesús, mi corazón, mi todo, por siempre.”

La medalla: Colgando de una simple cuerda azul alrededor del cuello de la monja, está la medalla de la Inmaculada Concepción, también conocida como la medalla milagrosa. La Santa Virgen se le apareció a una jóven monja en París, alrededor de 1830, y le pidió que hiciera esta medalla. Deseaba que se usara alrededor del cuello y prometió que se concederían grandes gracias a aquellos que la llevaran con confianza. Y sucedió que se desataron los favores celestiales como resultado de la abundancia de esta medalla, llegando pronto a conocerse como la medalla milagrosa.

El rosario: En 1214 la Santísima Virgen dio a santo Domingo el rosario, y dijo que era el “arma que la Santísima Trinidad desea usar para reformar el mundo.” Y en Fátima (1917) Nuestra Señora repetidas veces pidió el rezo diario del rosario para obtener la paz del mundo y la conversión de los pecadores.

El crucifijo: El crucifijo nos recuerda que Jesús tanto nos amó que dio su vida por nosotros: “Nadie tiene mayor amor que este, que el que da la vida por su amigo.” Mediante los votos de pobreza, castidad y obediencia, la monja también se ha colocado en la cruz. Como novia de Cristo, debe vivir una vida de abnegación, a fin de que ella, como san Pablo, pueda decir: “No quiera Dios que me gloríe, salvo en la cruz de mi Señor, Jesucristo, en quien el mundo está crucificado para mí, y yo estoy crucificado para el mundo.”

El escapulario: Aunque la mayoría de las veces las monjas usan los escapularios azules con sus hábitos azules, los domingos y fiestas especiales llevan un escapulario marrón grande en honor a Nuestra Señora del Monte Carmelo. Este sacramental también nos vino de la Santísima Virgen, quien se le apareció a Simón Stock, el General de la orden de los carmelitas (1246) y le dio el escapulario como promesa de su protección. El escapulario marrón es una señal de consagración a Nuestra Señora.

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