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A group of postulants and novices with bright smiles stand in line before a procession.

Pasos en la vida de una monja mariana

1) Postulación: 6 meses a un año.

 

Hábito tres cuartos de largo y del mismo material que el de las monjas profesas,
capa azul, velo corto azul marino con ribete blanco y una medalla milagrosa.

2) Noviciado: Un año de claustro; entrenamiento intensivo.

Hábito azul completo con escapulario azul, velo blanco, medalla milagrosa y un rosario largo de 5 décadas en el costado derecho.

3) Primeros votos: La monja toma su lugar en el apostolado activo, pero continúa recibiendo entrenamiento e instrucción.

El velo blanco se cambia por uno azul con forro blanco.

4) Votos de 3 años: Apostolado activo, continúa la instrucción hasta su profesión final de votos.

Recibe un escapulario marrón grande de Nuestra Señora del Monte Carmelo para usarlo en lugar del escapulario azul durante las fiestas especiales.

5) Profesión final: Votos perpetuos.

Recibe anillo de oro de profesión.


El primero paso, la postulación, consiste en un periodo de seis meses a un año, durante el cual la candidata vive con las monjas, sigue su horario, ora con ellas y es capacitada en los deberes y obligaciones de la vida religiosa. ¿Que dejó un hogar y una familia? Pues ahora tiene un hogar nuevo lleno de corazones alegres y generosos y una nueva familia de compañeras amorosas que pronto llega a conocer y a amar. Todo esto es solo la centésima parte de la herencia que Cristo prometió a los que le siguen. ¿Que abandonó posesiones materiales? Aun cuando esto implica cierto grado de sacrificio, ella ahora se encuentra libre para dedicarse enteramente a la obra del apostolado. Aquél que viste los lirios del campo y sustenta a los pequeños cuervos, se preocupa infinitamente más por las necesidades de sus novias que han abandonado todo para servirle…

En seguida, si tanto la candidata como sus superioras sienten que en verdad tiene una vocación, se le da su hábito religioso y un nuevo nombre: el de uno de los santos de Dios, así como el de su santa Madre. Entra luego a ese periodo formativo conocido como el noviciado, consistente en un intenso año de preparación espiritual para sus primeros votos. Durante este tiempo es instruida en la vida espiritual, la santa regla y las obligaciones de sus votos.

Al finalizar el año, si la novicia y sus superioras sienten que ya está lista, toma ella sus primeros votos de un año. La recién hecha monja entonces toma su lugar en el apostolado activo de la Congregación, ya en las labores del servicio oculto, ya en el trabajo activo de la educación católica o de la imprenta católica. Sea cual fuere su deber, se esforzará por recordar que su santa regla la tiene a ella como “las manos visibles de María trabajando en el mundo, esmerándose por ocasionar el reinado de justicia y verdad.”

Al terminar este año, la religiosa puede renovar sus votos por un período de tres años más. Solo después de cuando menos cuatro años de votos temporales se le permite a la monja hacer su profesión perpetua.

La ceremonia para la profesión perpetua es inexplicablemente hermosa. La monja es vestida como novia en su día de bodas. Cuando el obispo le coloca el anillo de profesión en su dedo, es Cristo mismo quien la desposa. En respuesta ella contesta: “Para Jesús, mi corazón, mi todo, por siempre….” Esas palabras también están inscritas en el interior de su anillo para recordarle que ahora pertenece enteramente a Cristo, el prometido de su alma.

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