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Los religiosos de la CMRI

(Los monjes marianos)

De las tres categorías de consagrados (sacerdotes, monjes y monjas), la del monje parece ser la más ignorada. ¿Por qué? Las diferencias entre un monje y un sacerdote a menudo no se comprenden bien. Un error muy extendido es pensar que el monje o fraile es alguien que no fue lo suficientemente santo o inteligente para ser sacerdote. ¡En absoluto! La verdad es que las dos vocaciones son esencialmente distintas. La hermandad no es un grado inferior del sacerdocio. Cierto, el sacerdote tiene mayor autoridad espiritual que el monje, pero este posee una eficacia espiritual única en su llamado. Muchos de los grandes, algunos de ellos santos, fueron monjes: san Gerardo Mayela, el beato Martín de Porres, san Alfonso Rodríguez, fray Andrés de Montreal, por mencionar unos cuantos.

El principal deber de un religioso mariano es ayudar al sacerdote en sus muchas tareas: asiste en la liturgia, acompaña al sacerdote en sus viajes por todo el país para ofrecer la misa, colabora en la catequización de niños y adultos, realiza obras manuales en la casa religiosa y puede ser llamado para enseñar en las escuelas. Cultiva una vida de oración profunda y, al igual que el sacerdote mariano, toma los votos de pobreza, castidad y obediencia. Con sus manos, el sacerdote ofrece el santo sacrificio de la misa; mientras que el fraile, con las suyas, realiza las labores manuales y las pliega en horas de oración diaria. Puede que el sacerdote sea el navegante o piloto espiritual, pero la vida de oración, el sacrificio y los trabajos del monje incrementan la eficacia de aquel.

Si estás interesado y crees tener el potencial para esta especial vocación, te invitamos a que visites nuestra página vocacional, o escríbenos a la dirección mostrada abajo.

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