Las religiosas de la CMRI

(las monjas marianas)

CMRI Sisters group photo 2020

 
Las religiosas de María Reina Inmaculada son una congregación católica tradicional dedicada a preservar y propagar la verdadera fe y promover el mensaje de Nuestra Señora de Fátima. La Congregación fue fundada con el fin de brindar a mujeres la oportunidad de luchar por la santidad personal a través de la observancia de los simples votos de pobreza, castidad y obediencia, junto con la obediente observancia de la constitución y las reglas de la Congregación. Su espíritu mariano se evidencia por sus largos hábitos azules, que incluyen el rosario y la medalla milagrosa, mientras que su espiritualidad se basa en la consagración total a la Santísima Virgen María, tal como lo enseña san Luís María de Montfort.

Sisters singing a High MassEl apostolado de las monjas marianas incluye la enseñanza y el trabajo parroquial, así como la promoción de publicaciones católicas. En Spokane (Washington) las monjas trabajan en una academia católica, cuyos grados van desde jardín de niños hasta la secundaria; también operan un taller de imprenta, una librería y un centro de ventas por correo, además tienen cinco escuelas pequeñas en otras partes del país. En 1979, las monjas comenzaron asimismo a realizar grabaciones musicales con el nombre de las “Monjas Cantoras,” empresa que ha probado ser tanto obra misionera como medio de apoyo económico. De todas estas maneras cumplen las monjas marianas su fin y propósito: la gloria de Dios y la salvación de almas.


El Apostolado de la Educación Católica

“Mis delicias son con los hijos de los hombres...” (Prov. 8:31) Sister teaching in the first grade classroom

Estas palabras del libro de Proverbios probablemente sonarían muy bien al salir de los labios de muchas Hermana católicas. Por alguna razón, la enseñanza y las Hermanas religiosas parecen ir de la mano. Por siglos, las mujeres religiosas se han ocupado de la educación de jóvenes, y las Hermanas de María Reina Inmaculada no son la excepción. La enseñanza ha sido uno de los mayores apostolados de las Hermanas marianas desde los mismos principios de esta comunidad religiosa.

La instrucción en las verdades de la fe católica — el propósito de la existencia del hombre, y el conocimiento de cómo vivir de acuerdo con la voluntad de Dios — está incluída en la tradición de la educación católica. La energía y experiencia de las Hermanas marianas son visibles en el salón de clases, así como en la excelencia del desempeño estudiantil. Los carteles coloridos, los tableros de anuncios y las obras de arte proveen de lecciones visibles en la fe para visitantes y estudiantes. Desde niños ordenados y uniformados trabajando en sus escritorios, hasta los programas navideños, todo manifiesta un esfuerzo por la excelencia, aún en las cosas pequeñas, todas cuidadosamente ordenadas para conducir corazones y mentes jóvenes hacia Dios. Miguel ángel una vez dijo, “Las naderías hacen la perfección, mas la perfección no es ninguna nadería.” Las Hermanas lo llevan un paso más allá al tomar a pecho las palabras de nuestro Divino Salvador, “Sed perfectos, así como vuestro Padre Celestial es perfecto.”

Los frutos de las obras de las Hermanas se ven pronto en el éxito de su esfuerzos educacionales. A nivel primaria, su programa de lectura basado en la fonética, ha tenido resultados asombrosos, aún en los primeros dos años. Los chiquillos del jardín de niños del año pasado ya estaban leyendo para el “día de acción de gracias.” Cuando en la primavera se les dio los exámenes estándar anuales, toda la clase calificó en el nivel más alto posible en la lectura. Este éxtio le ha ganado al programa ser reportado en los noticieros locales.

Los éxitos más queridos para las Hermanas, sin embargo, no son los más obvios o cuantificables. Aún más confortante es ver un crecimiento lento, pero firme, de la gracia en las almas jóvenes. Tal progreso, aunque frecuentemente oculto, puede verse en la confianza infantil del estudiante en la oración, en su incrementado conocimiento de las verdades de la Fe, y en sus esfuerzos por vencer la tentación y por amar al infinitamente amoroso Dios. Los muchachitos y muchachitas bien educados ciertamente son una fuente de gran gozo para las monjas, pero su máximo orgullo se encuentra en los estudiantes que además son católicos devotos y fervientes. Pues, la mayor preocupación de cualquier Hermana es el fin último del hombre, su eterno destino con Dios.

Resultados como estos no vienen sin mucho esfuerzo, una base curricular sólida, y un fundamento de vida de oración ferviente. Un día en la vida de una Hermana profesora es seguro muy ocupado, lleno con una multitud de “naderías” de Miguel ángel. Pero cada una se ofrece a Jesús, su Esposo, para el progreso de su Reino. La Hermana profesora se apropia para sí las palabras de Nuestro Divino Señor, “Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos.”

 


El Apostolado de la Prensa

Sister filling an orderA parte de manejar muchas de las necesidades de prensa del Monte San Miguel, las Hermanas marianas imprimen una variedad de publicaciones que promueven la tradicional fe católica y el mensaje de Nuestra Señora de Fátima:

  • The Reign of Mary, una revista católica trimestral editada por los sacerdotes marianos
  • un catálogo amplio de libros y bienes religiosos,
  • un calendario católico,
  • numerosos libros, panfletos y folletos.

En sus primeros días, todas las publicaciones de la Congregación se mandaban a una imprenta comercial. Pero desde el mismo principio, los religiosos operaron un centro apostólico para distribuir literatura que promoviera el mensaje de Nuestra Señora de Fátima. La lista de direcciones del centro consistía entonces de aproximadamente 10,000 nombres — y en todos los sobres las direcciones eran escritas a mano. Cada Hermana recibía un montón de sobres, y los nombres que escribía representaban sus “hijos espirituales,” la mayoría de los cuales nunca conocerá en esta vida. No obstante, con cada sobre hacía un acto de amor con la intención de ganar gracias para todos ellos.

Mientras crecía el número de Hermanas, comenzaron a ocuparse más del trabajo de sus publicaciones. Poco a poco, las Hermanas aprendieron a usar el plegador eléctrico, la cámara de cuarto oscuro, y hasta las imprentas. Pero no fue sino hasta 1978, cuando la Congregación adquirió el Monte San Miguel, que pudieron apartar un lugar para establecer su propio taller de imprenta. Localizado en el sótano del Monte, fue operado por primera vez por los sacerdotes y Hermanos marianos. Eventualmente las Hermanas tomaron el control de esta obra, dejando que los sacerdotes y Hermanos se concentraran en las funciones editoriales y en ayudar en las parroquias de alrededor del país.

A principios de la década de los 80s, el taller de imprenta fue relocalizado a un edificio que antaño contenía la panadería y lavandería de los jesuitas. A través de los años, las Hermanas fueron capaces de adquirir equipo que les ayudaría en gran manera en su trabajo — plegadoras, cámaras para artes gráficas, un duplicador electrónico, varias computadoras, y dos imprentas. Y en los últimos años, el apostolado se ha expandido para incluir la moderna tecnología para publicar documentos electrónicamente en el internet, un medio de información capaz de alcanzar a millones de gentes alrededor del mundo.

Nuestro Señor ordenó a sus discípulos: “Id y predicad a todas las naciones.” A través del apostolado de la publicación, las Hermanas marianas toman parte en la obra misionera de la Iglesia, ayudando al clero a enseñar y esparcir la verdadera fe por todas partes. Almas que quizá no podrían de otro modo estar expuestos a la verdad, pueden conocer acerca de la verdadera Iglesia de Cristo por medio de los materiales impresos y distribuídos por las manos diligentes de las Hermanas — mujeres celosas que están bien concientes de que es por su sacrificio personal, su humilde obediencia, y por su vida de oración ferviente que pueden ganar las gracias para ganarse almas para Cristo y reparar por los pecados de la humanidad.